miércoles, 28 de julio de 2010

New York Cheesecake with cherry topping



¡Gracias por la espera! Aquí va la segunda propuesta dulce del Círculo Whole Kitchen...

Whole kitchen en su Propuesta Dulce para el mes de julio nos invita a preparar todo un clásico de la repostería norteamericana, la clásica New York Cheesecake.

(((2ª Parte: Viaje a Ibiza)))

Unas inconscientes, eso es lo que éramos. El encuentro con la fiesta y los chicos nos movía, nada más. Habíamos quedado en una cala con nuestros muchachotes, por lo que una vez que nos devolvieron la moto, nos dispusimos a buscar la cala. Demasiado lejos, demasiado calor y demasiado trasnoche encima como para hacer tantos kilómetros. Tan desesperadas no nos considerábamos, de modo que como el destino del barco de los queridos era Formentera decidimos posponer nuestro reencuentro y viajar en ferry cuando entrara más la tarde o, mejor aún, cuando los nuevos amigos nos llamarán.

¿Qué hicimos? Primero, una mochila para dos días: toallas, bikinis y algo de noche, junto a champús, cremas de cuerpo, peines, etc, etc, etc,...¡De nuevo cargadas como mulos! Y Segundo, embarcar nuestra moto en el barco, una más con nosotras ya. Así viajamos a la isla vecina. Recuerdo que nada más llegar vislumbré un paraje sin igual, estaba anocheciendo y me pareció lo más idílico que mis ojos habían divisado en mucho tiempo.
El sitio escogido mientras esperábamos la llamada ansiada fue un chiringuito-pub situado en la playa. Como en las películas, unas cien personas comiendo y bebiendo cócteles en la orilla del mar, apelotonados para no perderse la puesta de sol. Nos unimos al grupo.
- ¡A ver foto Pat! Venga pose, otro pose. Ahora yo...
Un carrete de fotos sólo con nosotras; más para el recuerdo.
- ¿Si llamo a un amigo del novio de mi hermana que está en Formentera? -me sugiere mi amiga.
- ¡Hazlo!
Coincidencias, o no, de la vida resultó que este chico llevaba toda la tarde en el chiringuito-pub, así que sólo tuvimos que abandonar la playa para entrar dentro del bareto y ponernos a saltar con otros cuantos más. Cóctel por aquí, cerveza por allí, ahora nachos y música incondicional.

"¡Vaaaamos! ¡Y toma, y toma! Venga a la derecha y ahora a la izquierda, nooo ¡estoy perdida! Ojuuu qué mareillo más bueno... ¿Pat?". Y la veo meneando el cuerpo encima de una de las mesas de madera, más animada que una cheerleader. Yo, por supuesto, me solidaricé con la causa y allí que me subí.
Sin darnos cuenta nos habían dado las diez de la noche y el garito cerraba sí o sí. Los chicos se esfumaron y ¿nosotras? Imposible coger nuestro transporte. La música seguía en nuestras venas y las ganas de bailoteo no se esfumaban, por lo que aguantamos tiradas en la playa con gente totalmente desconocida.
Luego, directas a nuestra moto, cuando nos percatamos de que sólo quedábamos nosotras en el parking y nuestro vehículo, que seguía intacto con nuestro malentoncio dentro. Ni cortas ni perezosas nos cambiamos allí, en la oscuridad de la noche. Arrancamos la moto y mi amiga volvió a coger el mando, pero ¡madre del amor hermoso, todo el camino hasta la civilización del pueblo me tuvo rezando!
- ¡Pat a la derecha que ya estamos en el otro carril! No aceleres... ¿Tú vas bien verdad?
- Síiiip, sip, sip.
- ¡No! no me mires a mí, tú al frente.
Yo me interrogaba a mí misma y no sabía cómo mi subconsciente sentía la obligación de agarrarse a la moto. De repente, surgió la luz y Pat intentó hacerse con las calles de la isla y digo intentó, sí señor, porque pilló una dirección y ¡Piiiiiiiiiiiiiii! "¿Qué pasa? Pero, ¡ése está flipado!" ¡Piiiiiii! "Pufff, ¡otro en contra! Aquí está pasando algo". ¡Claro, no iba a pasar si habíamos cogido dirección contraria! En esos instante entendí el significado de ver tu vida correr delante de ti.

Si es que ya os lo he dicho, unas inconscientes. Terminamos en un pub bailando las dos, pareja de hecho consolidada. ¿Cuál era el paradero de los individuos que nos ofrecieron el planazo de dos días en un barco? Ni idea, desaparecidos en combate; yo hasta comencé a invocar a todos los espíritus por si algún casual aparecían... Pero no nos olvidemos de un pequeño detalle, no teníamos donde caernos muertas y poder dormir la mona. Sólo soñaba con mi hostal y nuestra cama, tan esponjosa ella, escandalosa como la que más, que dejaba en evidencia a nuestros vecinos apasionados con su sesión matutina de arrumacos.

Ahora, ¿os preguntaréis por qué no nos dio por llamar a nosotras? Sencillamente por una razón: no teníamos sus números de teléfono. ¿Cómo? Eso, así tal cual. ¡Qué somos unas espabiladas y nos colocamos encima de un ferry sin conocer nada más! Sabíamos que la ida dependía de nuestros deseos, pero lo que no intuimos fue que la vuelta también sería capricho de nuestra voluntad o, peor aún, del cansancio.
Pat durmiéndose en una butacas grandes de un pub y yo haciendo la que estaba despierta, sin pedirnos nada. Nos miramos las pintas tan desastrosas y lo mejor que pudimos hacer fue desaparecer del mapa. Cogimos dirección al puerto, donde saldría el primer ferry a las 7 am. Una vez allí, aprovechamos para inmortalizar el momento con otra foto. Después con las sillas de plástico de un bar, fabricamos unas butacas, vamos dos sillas, una enfrente de la otra, donde nos echamos para descansar hasta la hora de vuelta a Ibiza.

Ese día tomamos una decisión: "el yo me lo guiso, yo me lo como" lo mejor del mundo, así que a dejar de "unirnos" al resto. Pero volvemos al principio, ¿cuál era nuestro fin principal del viaje? Disfrutar, por lo que tardamos muy poco en dejarnos abandonar a la deriva. Exactamente 20 minutos, si mi memoria no me falla, el tiempo suficiente para arrancar nuestra moto a mediodía y llegar a una gasolinera...
- ¡Hola! ¿Qué tal? Verás es que queríamos ir a una cala que nos han dicho que está cerca y no sabíamos cómo ir y claro con la moto... pues ¡para andar por ahí con el mapa al viento!
- Sí, mira coges la carretera que lleva a Ibiza y en la tercera a la izquierda. Pero que nosotros vamos allí y sólo estamos tres amigos. En el coche cabéis, así que si queréis podéis venir y dejáis la moto aquí para la vuelta.
Eché una ojeada a mi amiga y no muy convencida gesticuló su cabeza arriba-abajo... A mí que no me hacía falta que me convenciera nadie, por lo que nos embarcamos en otra nueva aventura.
Espantadas que íbamos en el coche, tres esperpentos de personajes. Un mamotrenco como un armario de grande, un risitas y otro más esmirriado que el palo de una fregona. Los tres que no se comían ni un colín y nosotras las más divinas de la muerte. Todo el día juntitos intentando no mostrarnos descorteses ante el ofrecimiento, pero en la cara se nos notaba la descomposición. Ahora sí, estuvimos en la playa y en un mercadillo típico de allí, sin cansancio ninguno, sólo con fatiga ante los nuevos acompañantes.

El último día: la despedida de la ciudad que tantas anécdotas nos haría contar, junto a una promesa volver otra vez, no a lo cutre y dentro de unos años. Mi amiga Pat, casi lo cumple hace unas semanas, pero le falté yo... Os dejo su blog para que veáis sus andadas. Muy orgullosa que estoy de ella, por ser como es, por estar siempre cuando se la necesita, pero, sobre todo, porque tener un corazón tan grandísimo. Lovin u' superstar!



New York Cheesecake with cherry topping (o lo que es lo mismo: Tarta de queso al estilo de Nueva York con cobertura de cerezas)

1º paso la base de galleta.
Ingredientes para la base:
300gr de galletas tipo digestive
60gr de margarina
50gr de conguitos

Trituramos nuestras galletas y los conguitos hasta dejarlas con una textura fina, como la harina. En un bol, combinamos ambos ingredientes con la mantequilla derretida, mezclamos hasta formar una masa compacta.
Colocamos nuestra masa sobre un molde desmoldable de unos 26 cm y presionamos uniformemente sobre el fondo y las paredes de éste, hasta obtener una capa de unos 3 cm. Reservamos mientras en el frigorífico.

2º paso el relleno de la tarta.
Ingredientes:
6 huevos
600gr de queso crema
400gr de nata
250gr de leche condensada
2 cucharadas de maicena
1 cucharadita de esencia de vainilla
1/2 cucharadita de ralladura de limón
1/2 cucharadita de ralladura de naranja

Ponemos en el bol de nuestra batidora el queso crema, la leche condensada y la maicena. Batimos a velocidad media durante un minuto, seguidamente añadimos los huevos, uno a uno, mezclando con una cuchara de madera o lengua. Finalmente adicionamos la nata, las ralladuras y la vainilla, y mezclamos nuevamente hasta conseguir que nos queden todos los ingredientes bien integrados. Cuidado de no batir en exceso para no introducir aire en la masa.
Vertimos la mezcla sobre nuestra base de galletas y la introducimos en el horno, previamente precalentado a 180º durante 15 minutos, transcurrido este tiempo, bajamos la temperatura a 120º grados y lo dejamos durante 1’5 horas más o hasta que esté firme (el centro de la tarta parecerá un poco húmeda). Pasado este tiempo, la sacamos del horno que se enfríe un poco hasta preparar el topping.

3º paso, el topping.
Ingredientes:
240 ml. de crema agria
35 gr. de azúcar
1/2 cdta. de extracto de vainilla

En un bol ponemos la crema ágria, el azúcar y la vainilla y mezclaremos hasta obtener una masa fluida. Extendemos esta mezcla sobre nuestra tarta caliente y la introducimos nuevamente en el horno para cocerla durante 15 minutos más.
La dejamos en el horno ya apagado durante tres horas mínimos o toda la noche hasta que se enfríe por completo.
Una vez frío, lo refrigeramos durante al menos 8 horas, pues de un día para otro la tarta toma mayor firmeza y sabor.

((Para la crema agria seguí la receta del Blog Kanela y limón que siempre tiene unas recetas espectaculares. Si no lo conocéis visitadlo que os sorprenderá)).

4º paso, el cherry topping.
Ingredientes:
250 gr de cerezas
1/2 vaso de agua
1/2 vaso de azúcar
1 cucharada de maicena

Deshuesamos las cerezas y las colocamos en un cazo junto al resto de ingredientes. Se lleva a fuego medio sin dejar de remover durante 10 minutos o hasta que veamos que las cerezas se encuentran en una salsita de color rojo y espesa, donde se ha formado un poco de caramelo.

5º paso, el montaje de la tarta.
Se desmolda la tarta con cuidado, pasando primero un chuchillo por los bordes del molde para que sea más fácil. Después se coloca un poco de cherry topping encima de la tarta horneada y se sirve. También hice una versión mini de tarta individual y quedó ¡monísima!



lunes, 26 de julio de 2010

Tallarines con langostinos y piña




Unos días en Ibiza, la ilusión de toda mi vida. A eso se unía mi compañera inseparable, de alegrías y fatigas, de ilusiones y tristezas, mi amiga Pat. Me avisó de que tenía pensado ir para esta ciudad a mediados de julio y yo me apunté al bombardeo hace cuatro años. Fiestas y playas de revista nos esperaban, chicos por doquier y discotecas fashion suponían el perfecto acompañamiento. Sin embargo, se complicó, y mucho, las imaginaciones precedentes a nuestra llegada a la isla.
Íbamos en plan barato donde ya existe una regla preestablecida: "no escatimar en ningún gasto", pero es lo que tiene ser aún estudiante, que todo riesgo resulta un plus añadido de diversión y espontaneidad, una sensación de inseguridad tan apetecible... Por ello, la primera decisión del hostal u hotel, nosotras escogimos sin dudarlo hostal y entre los existente, por supuesto, el más barato.

Así, llegamos a "San Antonio" cerca de las 11 de la noche. El señor taxista nos cobró 22 euros por el trayecto y nos dejó en un barrio más guiri que español. Miro a mi amiga y la veo con la misma cara de extrañeza que la mía. "¿Dónde estamos?, ¿a quién preguntamos donde se encuentra nuestro hostal?, ¿alguien sabe español? Todos extranjeros, ni un comentario más salido de tono en nuestro idioma. Llegamos al sitio, allí nos dan la habitación en el piso más alto, de modo que con unos malentocios descomunales para cuatro días, nos vimos subiendo cuatro pisos "a patas".

A partir de aquí, todo mal amiga, todo mal. Nos embarcamos en la vorágine de Ibiza, es decir, nos convertimos en búhos. La caza por la noche, cuando quemábamos los cartuchos recargados durante la mañana. Nos despertábamos a mediodía y el plan era siempre el mismo ir a una cala donde poder de dormir las horas restantes mientras nos tostábamos al sol, vuelta y vuelta y al agua para refrescarnos. Sin embargo no contamos con otro pequeño problema, el transporte. Nosotras tan espabiladas alquilamos una moto, de cincuenta no os penséis más, una vespinillo con la que teníamos pensado recorrernos toda la isla. El primer trayecto ya comprobamos la poco fiabilidad del indicado medio.
Nos subimos con el glamour de la vestimenta, aunque claro sustituimos nuestros sombreros cowboy playeros por el casco medio huevo tipo "calimero", y con las piernas en caballito arrancamos la moto. Mira tú que digna ella, cogiendo una velocidad de 50 km/hora con dos a sus espaldas. Pero se nos olvidó que yo y los mapas no somos muy amigos, más bien, los considero enemigos. Total que donde se suponía que se encontraba la cala destino se había convertido en un oasis y no había nada. Ni cala, ni camino, ni playa..."¿Dónde narices está el mar? Se supone que esto es una isla... y ¿para qué me dejarán a mí con un mapa? Venga, Gema vamos a ver, otra cala".
Mapazo en la cara, me despisto y "Eh, eh, que me suelto de Patricia. Verás tú que de aquí no salgo viva. Alaaaa, uy, uy, uy adiós mapa... ¿y ahora qué? Bueno para lo que me servía...". Mi contribución al cabreo de la conductora:
- Patricia estamos atravesando la isla por el centro, así no llegamos a ningún lado.
Mi amiga concentrada sólo me grita que busque y le diga una dirección, cuando de repente empezamos a escuchar un sonido raro de la moto. Nos regañaba, claro, claro, o nos aposentábamos en un lugar minutos después o se declaraba en huelga...
- ¡Pat acelera que vamos muy lento y llevamos una cola de coches detrás que para qué!
- ¿Qué te crees que estoy haciendo? Pero esto ¡Noooooo tira!
"¿Cómo que NO tira?, Verás que nos la pegamos... ¡Madre del amor hermoso!" Subidón, el estómago de corbata. "¡Ay por favor! ... Y nosotras sin coger el seguro a la moto, ¡vamos a tener que dar más de 300 euros por cargarnosla nada más alquilarla!" Los coches, más que mosqueados, comenzaron a adelantarnos y nosotras muy dignas sólo intentábamos que no se vieran nuestras pintas. Menos mal que la querida moto hizo caso a nuestros rezos y comenzó a recuperar sus fuerzas después de unos minutos.
Llegamos a una cala, con las piernas haciendo forma de sillín, eso sí, una hora después de partir de San Antonio, dando gracias por encontrar el mar. El lugar desconocido, en el mapa para mí no salía, ahora sí espectacular. Para enmarcar el suplicio una foto para la posterioridad; en ella, claramente, había desaparecido el poco glamour que nos quedaba.

Ante tal situación, nuestra estrategia se convertiría en por la noche encontrar un grupo de chicos con coche con los que poder viajar de cala en cala. Capaces de sobrevivir por nosotras mismas éramos, pero una ayudita nunca viene mal.
Por ello, por la noche, una de blanco, la otra de negro; una rubia y la otra morena resurgíamos preparadas para conseguir nuestro objetivo y lo conseguimos, pues tampoco resulta algo difícil cuando todo el mundo en las fiestas isleñas van a lo mismo.
Pat conoció a un grupito de chicos muy apañados todos. Altos, guapos y uno en especial, el chico que "se enamoró" perdidamente de mi amiga. Le deja en la discoteca con una invitación para su barco al día siguiente con el que recorreríamos en dos días la isla. 48 horas de diversión en un transporte tan idílico con fiesta continua y todo pagado era mucho más de lo que podíamos soñar, por lo que caímos en la cama con una sonrisa de oreja a oreja creyendo que todas nuestras pretensiones se volverían reales. Pero... muy equivocadas andábamos.

A mediodía, con intenciones de ir donde se encontraban los amigos nuevos, nos dirigimos hacia la moto aparcada, cuando al torcer la calle descubrimos que ésta se había vuelto invisible...Las dos con ojos en órbita y las manos en la boca, la peor de las películas de miedo que pudieramos haber visto, el horror en nuestras miradas se contemplaba en doscientos metros a la redonda.
- ¿Pat y la moto?
- Ayer la dejamos aquí aparcada.
- ¿Dónde?
- Aquí, ..., ¡aquí!
Yo miro, remiro, me acerco donde la dejamos y... ¿qué diviso? Pues que el único lugar donde había sitio en nuestro pueblo de guiris, resultaba ser la entrada de un hotel, su zona de llegada de los inquilinos...
- ¡No me lo puedo creer! ¿Y le pusiste el pitón?
- ¿Qué pitón? ¿Qué si la candé? Pues no.
- ¿Cómo?
- Que no, que en Barcelona nunca cando mi moto...
"Bueno, esto no puede ser y nosotras sin contratar el seguro de la moto. ¡Pufff! Adiós moto, algún loco se la ha llevado y ya se encuentra en la mesa de operaciones para ser descuartizada en porciones". Sólo nos quedaba una comprobación, la policía.
Y sí, allí que fuimos, media hora de reloj a paso rápido bajo el sol de mediodía con un calor de mil demonios. Cuando aparecimos por el sitio, sustito que le dimos al policía. Adiós glamour por segunda vez, dos mujeres sudorosas y descompuestas aparecieron en la entrada de la oficina. Delirábamos, entre la noche sin dormir y sin comer desde hacía mucho... Le pregunto al policía por la moto y me dice que sí que la habían llevado allí ayer por la noche, la grúa fue nuestra salvación y ¡qué triste decir esto! Pero claro la multa que teníamos más cara que el alquiler de ésta durante una semana. Yo haciéndome la tonta y con mi acento más marcado, junto a un poco de coqueteo, le pedí por favor que se apiadase de nosotras y tras un largo interrogatorio nos dejo la multa en 30 euros. Ya recuperando la moto, podíamos alcanzar a los machotes de la noche anterior....

((((Segunda parte en la siguiente entrada))))


Ahora, la receta. Para ello, primero tengo que dar gracias a Harinas Santa Rita por su generosidad al mandarme un lote de productos para que los probara. Son estupendos, así que no os los perdáis. En mi plato de hoy use el rebozado Crujiente Pan cracker y quedó riquísimo.


Tallarines de langostinos y piña crujiente

Ingredientes para dos personas
250 gramos de langostinos (o 10 langostinos)
200 gramos de tallarines
1/2 vaso de agua
3 cucharadas de vino dulce
2 cucharadas de soja
6 cucharadas del almíbar de la piña en conserva
6 rodajas de piña en almíbar
Crujiente Pan cracker
1 diente de ajo
Aceite de oliva


Se pelan los langostinos y las cáscaras se ponen en un cazo con un poquito de aceite y se fríe durante unos dos minutos a fuego moderado, apretando en todo este tiempo las cabezas y el resto para sacar todo el jugo que lleven dentro y sin dejar de remover. Se echa el medio vaso de agua y se deja cocer durante ocho minutos. A partir de aquí se cuela el caldo y se le añade, la soja, el almíbar de piña y el vino dulce. Esta mezcla la reservamos.
Se pica el ajo finamente y se sofríe con una cucharada de aceite. Cuando empiece a dorarse se incorporan las colas de langostinos y cuando las tengamos fritas se rocía con la mezcla de caldo, dejando cocer todo el conjunto a fuego medio-alto hasta que se evapore el alcohol del vino, es decir, unos tres minutos.
Para la piña crujiente, dividimos las rodajas de piña en almíbar en tres pedazos y cada uno de ellos se unata del Crujiente Pan cracker. Se colocan en una sarten o en una freidora con abundante aceite y bien caliente hasta que el rebozado esté listo.
Por último se hace la pasta. Se coloca agua en un cazo, con una pizca de sal y un chorreón de aceite. Se deja hervir el agua y se añaden los tallarines, los cuáles estarán listos cuando veamos que están en su punto o al dente, según gustos. Colamos la pasta y se mezcla con los langostinos y ¡perfectos para comer!





miércoles, 21 de julio de 2010

Hamburguesa casera- Triple cebolla






Whole kitchen en su Propuesta Salada para el mes de julio nos invita a preparar todo un clásico de la comida contemporánea como lo es la Hamburguesa.

Viajar en transporte público se ha convertido de nuevo en una rutina para mí. Prefiero el autobús al metro, la sensación de agobio parece menor con la luz. Su mayor lentitud no me molesta, al revés, la visión de las calles y de las gentes me anima, me despierta.
Otra cosa me atrae del transporte público: la gente. Me fijo en todos, porque sí, porque soy muy curiosa y, por qué no decir, cotilla. Yo intento no ser muy descarada, pero esta virtud siempre me ha faltado. Aunque, si bien es cierto, dicho comportamiento yo no la considero algo negativo, pues me trae situaciones curiosas como las que os cuento ahora.
7:30 am de la mañana de un martes. Ojos semi-abiertos, piernas adormecidas y una mente aún torpe consiguiendo despertarse, sabe que es la hora de salir de casa, pero aún le cuesta racionalizar la orden. Los pies toman la iniciativa y con paso firme se mueven directos como autómatas hacia la puerta, hacia la calle. Comienzo a recorrer calle arriba la distancia que separa mi casa de la parada de autobús. Corre, Gema, corre, que no llegas a la hora y vas a tener que esperar. Bien, llego temprano y aún faltan dos minutos para que "aterrice" el autobús.
Me coloco los cascos del mp3 y visualizo las personas que esperan el autobús. Me atrae una pareja; ella, con su color de pelo estridente, sus poses, pero, sobre todo, su acento delicado y aterciopelado; clarísimo que no es española. Su compañero me recuerda a alguien, pero ¿a quién?
Llega el autobús, la pareja se despide y el hombre se dispone a subir conmigo. Me siento y él se coloca justo a mi lado. Abre un libro, me suena lo que pone, bastante, porque es uno de mis libros favoritos, "Señora de rojo sobre fondo gris", pero le da tiempo a leer una página. Así, como quien no quiere la cosa se ha evadido y con el traqueteo del transporte su cabeza se va hacia delante; vamos que más que "fritico" se encontraba el amigo. Curva del autobús a la izquierda y ladeo de nuestro hombre a mi lado, su cabeza más pesada que segundos antes se sitúa muy cercana a mi hombro. Contemplo la situación y me desplazo ligeramente más hacia la ventana para que no me alcance. Pero, de repente, el conductor del vehículo se ha confabulado contra mí y arremete a la velocidad para saltarse un semáforo, por lo que con los frenazos y mi situación, el susodicho está aprovechando el espacio libre y ocupa gran parte de mi sitio. Octava parada desde que nos montamos, en el autobús y ya no hay salvación ninguna, se ha aposentado entre el espacio de los dos asientos y toca mi hombro muy despacio, como si subconsciente le transmitiera la sensación de prohibido.
Ahora sí que soy yo la observada ante este panorama. La verdad es que no entiendo esa capacidad de abstracción con el ruido que hay, la gente subiendo y bajando del autobús, junto a los movimientos y parones continuos de éste. Gracias a dios, décima parada y el hombre se despierta. Me mira y se disculpa; giro a la derecha, giro a la izquierda, parece un "pelín" despistado, pero su cara se transforma y así, sin más, sale escopetado del transporte público. Definitivamente, se le ha pasado la parada entre sueño y sueño.

La cosa parecía quedar ahí. No lo volvería a ver más, certeza del ochenta por cierto. Sin embargo, coincidencia, pura casualidad o simple rutina, a la vuelta del trabajo volvimos a encontrarnos. No me subí ni en la misma parada ni en el mismo número de autobús, aunque he de reconocer que sí que hacía el mismo trayecto. El caso es que el amigo se montó en el lugar en el que se bajó por la mañana. Ahora era yo la que comenzaba a leer, pero su presencia la capté al instante. Él me miro y se sentó a mi lado, pues, más casualidades de la vida, resultó ser el único asiento libre.
Me dispongo a leer una revista, de cotilleos para qué os voy a engañar, cuando noto mis manos relajarse, mis piernas se descuelgan de la silla y mi vista se nubla. ¡Hummm! ¡Qué gustillo! Estoy en la playa, en Ibiza y allí también se encuentra Iniesta, ¡ojúuu qué horror! ¿y ese bañador?". Me despierto, totalmente consciente de que me he dormido, busco mi localización y como aún me queda bastante, intento volver a la playa. Pero, los sueños son muy caprichosos, de modo que ahora, vuelvo a Madrid, ahora huele a comida, estoy en el bar cerca de casa con un tintito de verano y su tapeo correspondiente... Vuelvo al mundo y compruebo que aún no he llegado. A mi lado sigue mi amigo, me tranquiliza, pues se subió por la mañana en la misma parada que yo, así que seguro que se baja al mismo tiempo. No obstante, él ha seguido mi ejemplo y por su cara de placidez debe estar mínimo en el Caribe. Se despierta y recurre al mismo método que yo, me busca.
Lo que él desconocía era que yo andaba hibernando. Pobre la cara que se le quedaría la segunda vez que se reincorporó al mundo. En Sicilia que andaba yo ya, tomándome una pizza cuatro quesos, cuando noto que alguien bruscamente me da en el codo. Mi hombre que intentaba bajar como alma que lleva el diablo por segunda vez del autobús, pero llega tarde, el "autobusero" no le da tiempo a abrir de nuevo, ya circula libremente por la vía...

Hamburguesa casera- Triple cebolla
Con esta receta vuelvo a participar en el Círculo Whole Kitchen. Una deliciosa hamburguesa que ha conquistado hasta el comensal más exquisito. La haremos en cuatro pasos, primero el pan de hamburguesa, segundo la carne, tercero la salsa barbacoa y cuarto los ingredientes del relleno.

1. Ingredientes pan (para 6 bollos)
70 grs. de agua
90 grs. de leche
1 huevo
15 grs. mantequilla
4 gr de sal
1/2 de cucharadita de azúcar
300 grs. harina de panadería
3 grs. de levadura seca de panadería

Para el glaseado
1/2 huevo
semillas de sésamo

Ponemos la leche, el agua, el azúcar y la sal en un bowl y removemos bien hasta que se disuelva todo. Fundimos la mantequilla en el microondas durante 30 segundos más o menos y la incorporamos, siempre que no quede muy caliente. Seguidamente se añade el huevo y se sigue batiendo. A continuación se mezcla con la harina y la levadura, amasando con las manos unos minutos hasta que todos los ingredientes estén integrados y la masa se despegue. Sacamos la masa del bowl y terminamos amasando a mano unos minutos más, hasta conseguir una masa bien mezclada y con poquitos bultos.
Engrasamos con un poco de aceite o mantequilla un bol y dejamos reposar la masa dentro bien tapada , en un lugar cálido y lejos de corrientes, durante 1 hora aproximadamente o hasta que casi triplique su volumen. Transcurrido este tiempo, ponemos un poco de harina en la mesa que vayamos a trabajar, volcamos la masa y amasamos un par de minutos para eliminar el aire que ha cogido la masa. Pesamos la masa y la dividimos en 6 porciones.
Hacemos bolas con cada una de ellas y las aplastamos ligeramente, la vamos colocando sobre una bandeja de hornear, las pintamos con huevo y le espolvoreamos el sésamo, las tapamos con papel film y las dejamos levar hasta que doble su volumen. Espaciar los bollitos, para que no se os junten en este último proceso.
Ponemos en nuestra bandeja de hornear un cuenco con agua caliente y los panes, lo introducimos en el horno, precalentado a 180º y lo dejamos hornear.durante unos 20 minutos aproximadamente o hasta que veamos que están dorados los bollos.


2. Ingredientes de la hamburguesa (4 hamburguesas)
4 ramitas de perejil fresco picado
1 cucharadita de mostaza de Dijon
250 g de carne de ternera picada
40 gr de pan rallado
1 huevo grande
200 gr de cebolla y calabacín pochado (yo uso unos botes del Mercadona que ya está preparado)
sal y pimienta
ajo en polvo

Pica fino el perejil y ponlo junto con el pan rallado, la mostaza y la carne en un cuenco. Casca el huevo encima y añade una pizca de sal, pimienta y ajo en polvo. Por último, añade la cebolla y el calabacín pochado. Con las manos limpias, amásalo y mézclalo todo muy bien.

Divide la masa en 4 partes, forma bolas con cada una y aplasta un poco, dando forma de torta redonda de un grosor aproximado de 2 centímetros. Deja reposar en el frigorífico como 1 hora y termina friendo en una plancha o sartén con un pelín de aceite a fuego alto.


3. Ingredientes de la salsa barbacoa casera
2 cucharadas de aceite
1 cebolla pequeña finamente picada
3 cucharaditas de vinagre de vino tinto
1 cucharada de azúcar moreno
80 ml de salsa de tomate
2 cucharaditas de salsa worchestershire
2 cucharaditas de salsa de soja

Se pocha la cebolla unos 5 minutos o hasta que esté ligeramente dorada, añadimos el vinagre, el azúcar, el tomate y las salsas, removemos y llevamos a ebullición. Bajamos el fuego y dejamos cocer fuego lento durante unos 10 minutos. Lo sacamos todo y lo trituramos, lo dejamos enfriar y lo guardamos en un bote.

4. Ingredientes de acompañamiento de la hamburguesa.
1 cebolla frita
4 rodajas de queso de cabra
4 rodajas de tomate
Salsa mayones con cebolla caramelizada Heinz
Salsa barbacoa
Rúcula


El montaje de la hamburguesa es sencillo. Se abre el pan y se pone la salsa barbacoa, encima la rodaja de tomate y la de queso de cabra. Se coloca la hamburguesa y se corona con la cebolla frita y un poco de salsa de mayonesa con cebolla caramelizada. Aquí se puede añadir la rúcula o dejarla al lado de la hamburguesa aliñada con aceite y vinagre. Finalmente se tapa la hamburguesa con el trozo de pan superior. ¡Riquísimo no, lo siguiente!

domingo, 18 de julio de 2010

Tarta brownie con relleno de crema de tiramisú




Tal día como hoy, en una calurosa jornada de verano, rondando las 12:40 pm, sucedió un hito histórico, un acontecimiento universal, sin parangón por igual. Nada de levantamiento nacional o rebelión parecida, sino un alumbramiento, la llegada al mundo de un nuevo ser, mi vida.
Mi madre que es muy aplicada ella decidió comenzar la ampliación de la familia conmigo. Yo me imagino que pasar la estación más calurosa con un tripón de mil demonios no era su intención, pero claro como todo era de primeras y yo venía bien cabezona, pues decidí que mejor que me concebieran con los "acurrucamientos" del invierno, que así cuando naciera yo me iba lanzada al mar, al agua en general. A mí eso de los vestiditos y los bañadores ya me venía en mi mente antes de hacer acto de presencia en este mundo. Una moda muy acorde a mi personalidad, tan colorida, viva y llena de diseños alegres. También acompañaba a mi ser el sentido de la fiestas de guardar y las vacaciones, así que, como siempre, muy dispuesta, yo debía aparecer en mi familia en un momento idóneo, en el que pudieran aprovecharme, disfrutarme y en el que de cara a un futuro, yo misma pudiera compartir con los míos.

Por ello, mi nacimiento en un principio lo planearon en las altas esferas, allá en los mismísimos cielos, rondando el 20 de agosto. Entonces, que estaba recibiendo la educación básica para el momento de mi concepción, me enseñaron el papelito y firmé sin leer la letra pequeña. Mi futura madre ya estaba lista para los nueve meses de rigor. A mí aún me quedaba un largo trayecto para estar preparada.
Me preguntaron, aún lo recuerdo, si tenía alguna preferencia de familia y acto seguido diferentes cajas volaron haciendo un círculo a mi alrededor. Las miré incrédula, pensativa, sólo acababa de entrar en escena como una minúscula partícula, cuando la elección más importante de lo que iba a ser mi vida se colocaba a pocos centímetros de mí. Yo le respondí a esas amables personas que de mucho no entendía, pero que me decantaba hacia la segunda caja: una pareja joven aparecía en ella; él la miraba con un infinito amor y ella le devolvía la mirada asintiendo, sellando con sus ojos la promesa eterna de quererse. Algo en ellos me cautivó.
Muchas clases me dieron, primeros balbuceos, lloros, mis manos, papá, mamá,... Luego, la cosa fue cambiando, porque un señor bien entrado en años, comenzó:
- Niña, sí, tú serás niña. De piel morena oscura cuando radie el sol a tu alrededor, oliva cuando se esconda. Tus ojos como la almendra, marrones y coronados con dos hileras de pestañas largas como ellas solas. El pelo, que caiga a borbotones, en cascada difusa, ni liso ni rizado, con la ondulación que el aire te marque. Tú estatura no la tengo muy clara, lo dejaré a tu gusto, según tu alimentación, pues la base de ambos, tus padres, la llevas. Así, nada más te diré que comas, pero por mucho que te dé este consejo, la personalidad que te voy a confiar puede que te provoque más de un reacción negativa. Serás despierta, avispada, muy curiosa y siempre en plena acción, ebullición por dentro. No habrá nada a lo que no puedas darle una vuelta de tuerca, siempre todo bien hecho, tu perfección será lo que te arrastre sin remedio alguno a tu identificación personal, a lo que realmente te define, a tu marca de nacimiento: tu responsabilidad. Tu lado negativo, tu testarudez y cabezonería, no sabes más que nadie, ni encontrar la aguja en un pajar se consigue. Otra cosa tu orgullo, habrás de aprender a controlarlo. Tus ganas de superarte te llevarán donde desees, pero en esta mezcla te voy a añadir sensibilidad, dolor y preocupación. No viene mal, no pongas esa carita niña guapa, sólo para levantarte en los momentos complicados, superarte, crecer como persona y que valores lo bueno que te dejo, las oportunidades que te doy, la familia y amigos que convivirán contigo. Un lujo, serás una privilegiada, no te faltará de nada, me has caído bien, porque me miras sin verme, esperando, escuchando sin rechistar, las palabras que te digo te suenan a gloria, deseas ser una más en este mundo y te voy a hacer realidad.
- Señor, sólo quiero pedirle una cosa. No sé si será posible, pero yo creo que lo que me queda por aprender durante la gestación, en unos meses más lo he cogido. Pienso que mi madre lleva mucho peso y trabaja demasiado, además este año el calor la sofoca más que nunca. En parte y no lo niego, me muero de ganas de aparecer en el mundo, ver que me has preparado, por lo que me gustaría preguntarle si sería posible que mi alumbramiento fuera antes.
- ¡Ay niña! No hacía falta que te dijera cómo serías... Firmaste el día de tu nacimiento y las complicaciones de nacer antes pueden resultar incómodas. La incubadora aún no te han mostrado lo que es, tampoco el tamaño que tendrás, pero tu decisión ya la has tomado y no voy a poder convencerte. Entonces, un mes antes. Más no, imposible, que has de crecer sana y dar mucha satisfacción a los que estén a tu lado. Sólo una cosa he de añadirte, no he terminado aún mi creación. Mírame y ahora tu boca, fíjate en mí, ves lo que hago. Esto se llaman labios y si los mueves como yo, se desplazan marcando la parte inferior de tu cara. Ahora, inténtalo tú. Así, ¡perfecto! ¡Qué preciosidad! Mucho mejor de lo que esperaba: tu sonrisa, no la pierdas, con ella te vestirás siempre. Ésta es la verdadera, la más bella de todas, sincera y pura. Será tu imagen, cuando la lleves contigo transmitirás lo que desees, alegría, cariño, felicidad, ternura. Con esto te dejo, espero que estés preparada y siempre confía en mí que estaré guiándote estés donde estés.

Preparada estaba y mi fecha casi lista. Mi madre cada vez más gorda, pero ni se imaginaba mi petición. Así que su parto se adelantó y mi padre de viaje. Me vieron los dos juntos por la tarde, como la niña más guapa de este mundo, dentro de una incubadora, tal como pronosticó mi amigo creador, "más larga que un día sin pan", eso sí con los ojos más grandes que habían visto y con unas pestañas bien largas.


Tarta brownie con relleno de crema de tiramisú
3 huevos
4 cucharadas de azúcar
2 cucharadas de harina
3 cucharadas de maicena
1/2 sobre de levadura
1/4 cucharadita de sal
1/2 cucharadita de esencia de vainilla
1/4 cucharadita de bicarbonato
100 gr de chocolate 70%
50 gr de nueces y cacahuetes
25 gr de mantequilla

Para la crema de tiramisú
200 gr de nata
1/2 vaso de café
6 cucharadas de azúcar
2 hojas de gelatina
2 cucharadas de ron

Para el bizcocho, precalentamos el horno a 180º. En un bowl ponemos los huevos y el azúcar y se monta todo durante tres minutos. Fundimos el chocolate con la mantequilla a potencia baja durante un minuto, lo sacamos y removemos hasta mezclar bien. Si hiciera falta se puede meter en el micro la mitad de tiempo otra vez.
Mezclamos los huevos y el azúcar, una vez que el chocolate se ha enfriado y después se añade tamizado la harina, la maicena, la levadura, la sal y el bicarbonato. Se bate despacio hasta tener una textura homogénea y se echa los cacahuetes y las nueces.
Por último se prepara un molde de tarta con mantequilla y harina para que no se nos pegue el bizcocho y lo vertemos en éste. Dejar en el horno durante 40 minutos o hasta que veamos que el bizcocho está hecho. Se saca del horno y se deja enfriar.

Mientras se hace el bizcocho preparamos la crema de tiramisú. Se hace el café no muy cargado y lo dejamos enfriar un poco. Se remoja durante cuatro minutos la gelatina en agua fría y vamos batiendo la nata hasta montarla. Cuando han pasado los minutos de la gelatina, lo metemos en el micro durante 20 segundos con un dedo de agua. Se saca, se mueve bien y se añade a la nata despacio.
El café lo mezclamos con el azúcar y el ron y se añade a la nata poquito a poco, con movimientos envolventes para que no baje. No hace falta añadir todo, sólo hasta que tengamos el toque de sabor que nos guste.
Esta crema la llevamos al frigo durante una hora pero vamos removiendo cada 15 minutos para que no espese del todo como gelatina. Después de este tiempo tendremos la nata más espesa para colocar dentro y alrededor de la tarta.

Para el armado de la tarta. Cogemos nuestro brownie y lo dividimos en tres parte. Colocamos la capa última de abajo y echamos crema de tiramisú, ponemos la segunda capa de brownie y hacemos el mismo proceso, terminando con la capa de arriba del brownie. Finalmente se coloca una capa fina de crema por toda la tarta y cacao en polvo por encima para decorar. ¡Lista!


jueves, 15 de julio de 2010

Pastelitos de cereza y almendra



Yo conocí a un pulpo inglés llamado John, ahora que si queréis le rebautizo como Paul, Pablito en términos españoles. Andaba yo por la verde Inglaterra "practicando" mi inglés. Había colado la idea esa de que para aprender este idioma tan afamado y necesitado lo más adecuado era coger maletas en mano y con un avión atravesar el continente. Mi madre, no muy dada a las distancias, me miró desconfiada, pero mi padre aplaudió mi decisión, ahora bien claro me dejó eso de que mi obligación era una: estudiar; no se me ocurriera distraerme con algún que otro rubito, de piel clara y ojos azulones... A esto, mi madre asentía, algo descontrolada por detrás; la sola idea de mi disloque adolescente no le parecía nada disparatada, todo lo contrario, yo creo que ya me imaginaba llamando a casa para darle la fatal noticia de que mi estancia en UK se prolongaba indefinidamente.
Un poco exagerado, si se tiene en cuenta de que tan sólo iba para 6 semanas, ahora sí, con una de mis mejores amigas; imprevisible como ella sola, dispuesta y voluntariosa como ninguna, con sólo una palabra consigue lo que desea. De inocente María, que así es como se hace llamar, no tiene ni un pelo, de modo que se unió a la cabezona, la intuitiva-perspicaz y, sobre todo, reivindicativa, de su amiga, es decir, yo. Un cóctel explosivo, que no pretendía dejar títere con cabeza en el lejano Londres, donde íbamos explícitamente a disfrutar.

Ninguna noche faltábamos a nuestra cita con la fiesta. Engalanadas hasta arriba las dos chicas acompañadas de algunos de nuestros compis de la casa visitábamos los sitios de moda, pero nuestro preferido: Walkabout, donde se montaban unas fiestas de escándalo, siempre repleta de españoles. ¡Ayy mamá y papá si yo lo que buscaba eran morenos! Mira que me gusta meter la burra de culo... Porque vamos a ver ¿para qué narices me voy a Londres a ligar con españoles? Pues sí, yo me iba para la barra y mi mirada rápida no se aposentaba en los de pelo clarito o castañito, nooo, se iba al de pelo bien negro, morenazo de pura raza, rasgos bien marcados, espaldas anchas, cintura (y donde acaba...) bien esculpida, ¿para qué me voy a quedar corta?
Sin embargo, he de reconocer que uno me engaño soberanamente. He ahí un chico alto, moreno, cuerpo diez, de perfil "atracativamente" perfecto. Mi visión no desea separarse más de él, cuando mi amiga, muy decidida ella, por cierto, me lanza con un fuerte empujón hacia esa figura que me atraía. Yo con mi español más andaluz y suponiendo que el querido es español comienzo disculpándome en mi lengua natal. Él con unos ojos azules intensos pronuncia un inglés inmaculado para decirme que no le importa mi empujón y que me invita a lo que desee.
Por supuesto, acepté esa invitación, la siguiente, junto a una presentación de amigos, un bailoteo y un "besillo despistao", que en mi tierra se llama así a los que se dan justo cerca de la comisura del labio pero que no llega a nada más. Cierto parecido al "quiero, pero no puedo" con el que el tío se mosquea o se queda con unas ganas locas de otro. Más de ahí nada, que mi padre me tiene muy bien enseñada y sus lecciones predican que el sexo masculino por la noche son lobos con piel de cordero, así que si lo dice él, más transparente que el agua pura ha de ser y yo a Misa que voy, puesto que en su juventud mi figura paternal no se vestía de lobo, sino de tigre.
Así que tan bien educada que estoy y algo ingenua, porque eso de inocente o cándida mejor para otros, le dejé con mi número para la mañana siguiente ir al zoo, ¿al zoo? Pues sí, ahí me quería llevar el chico, yo creo que se le quedó clavaito que yo era española de la antigua usanza, de las de la falda a los tobillos y rosario en mano, con mi virgencita en el pecho, por lo que el hombre se volvió modosito y perfeccionó sus aires lobos para transformarse en el bueno de raya al lado, pelo engominado, gafitas de pasta y polo, eso sí, con su cruz bien marcada desde la comunión en el pecho.

A mí todo esto de quedar con él me venía de perlas, ¡cerca cuatro horas de conversación en inglés y sin pagar ni un duro! Eso sí, sólo me venía a la cabeza mi madre: "Gema, que los de por allí son de otro estilo. Muy buenas personas, yo no lo niego, pero les falta el arraigo, la sangre, el ímpetu"... ¡Puff! Y yo supongo que eso como todo, unos ingleses más y otros menos, pero una se fía de su madre y a ella sí que la veía rosario en mano, misterio para arriba, misterio para abajo, con tal de que no me enamorara del inglesito de ojos claros, porque de rubio, nada de nada.
Total que el inglés se volvió el hombre más caballeroso, educado y atento. Me invitó a todo lo que quedaba de su mano y llena de halagos me cortejó sin descanso durante todo el recorrido de nuestra visita zoológica. Intentos de "arrimamientos", por supuesto.
"Qué entusiasmo tiene este hombre por los camellos. Ahora parece que lo quiere acariciar. ¿Yo? ¿Qué me acerque? ¡Pues no anda éste flipado si piensa que va a conseguir que lo toque! ¡Con la peste que huele! Oye, oye, sshhhhh, no me agarres, que ya me muevo yo sola. ¡Ay que ver que cosa de lo más fea! ¡Qué lengua! ¡Ehhhhh!".
Ahí estaba el amigo aprovechando mi curiosidad para acortar distancias hacia mi boca. Se lanzó, vaya que sí lo hizo, pero claro, yo más espabilada que nadie y con más tensión que Del Bosque en el banquillo, ya me lo veía venir, así que con un movimiento fugaz dejé al individuo a la altura del camello, face to face, ojos saltones frente a ojos azulones, tan bien le cayó al amigo animal que con un lengüetazo intentó alcanzarle. Mi inglés sin perder la compostura se recompuso y ya no volvió a las andadas.
Y así llegamos al final de nuestra visita. Despedida en el metro de Candem Town, otro beso despistado por mi parte, cuando sin comerlo ni beberlo, me agarra cuán Mister Casillas y me marca un morreo. Pero ¡eh! Más quisiera nuestro amigo ser el portero de nuestra selección que a mí me entró de todo menos ganas de repetirlo. Mi principito convertido en rana, porque yo no entiendo dónde le enseñarían a dar besos a este hombre, pero hasta el fondo de los fondos uno nunca debe llegar... En fin, yo creo que me entendéis.

Mi inglés se quedó con la curiosidad de verme más, así que dispuesto en cuerpo y alma a su reencuentro conmigo convenció a un amigo y con sus mejores galas volvió a Walkabout esa misma noche. Nosotras no faltamos a nuestra cita de miércoles de fiesta española en esta discoteca y nada más entrar divisamos el panorama: apollados en la esquina de la entrada dos ingleses emperifollados con camisa de concierto de David Bisbal, pantalones de rayas claritos bien apretaditos, para marcar bien las posaderas y lo que no son éstas, pelo de pajaro loco y dos o tres copas de más. Mi amiga oteó el ambiente y se agarró a un italiano bien guapo que pasaba por nuestro lado, eso sí, jurando y perjurando que no me dejaría sola ni un segundo.
Se me acerca el amigo. Palabreo, olor a "whiskazo", mirada azulgrana y agarrón por la cintura. Me separo. Mirada perdida, sonrisa, retirada del amigo, segundo agarrón y manotazo mío en la mano. "¡Éste se ha creido que esto es jauja!" A mí que ni me gustaba, menos así, y que lo que quiero es pasármelo bien, busco a mi amiga, cuando la veo bailoteando con el italiano.
El inglés no cesa en su empeño y retoma su intento ahora más concienzudamente, pues acerca la cara. Yo que veo donde va directo me giro totalmente para desplazarme a la izquierda. El hombre que no controla, se ha disparado en su movimiento y ahí que va: "Pero hombre no te caigas, que yo no puedo contigo, ¡no te caigas!, nooooo tee...". Plofff
- Eeeee, (en inglés) ¿estás bien?
- Yea, eh, yea, eh mmmmmmuuua
- Hijo ¡quita levanta!
Se levanta y con el manoseo que comienza. Yo más que harta, hasta los mismisimos cielos, donde mi madre estaba rezando, empiezo:
- ¡Pulpo! ¡Qué eres un pulpo! ¡Yo're a octopus! ¡Octopus!
Y salí corriendo, pidiendo a mi madre que rezara ahora para que no me persiguiera esa noche. vaya que iba a perder yo más tiempo con un pulpo como éste, si por lo menos vaticinará algo...

Con esta entrada vuelvo al mundo blogero después de siete días que parecen una barbaridad. Perdonadme que no he tenido mucho tiempo de visitaros, ni de publicar nada, la falta de tiempo y también un poquito la salud. Pero ahora sí os dejo por aquí otra delicia para el paladar y la promesa de reencontrarme con vosotras ¡ya!


Pastelitos de cereza y almendra (10 pastelitos)
150 gr de cerezas pesadas sin hueso (Cerezas del Jerte)
80 gr de almendra molida
80 gr de harina
125 gr de azúcar
1/2 yogur natural
100 gr de leche
50 gr de aceite de girasol
2 huevos
1/2 cucharadita de bicarbonato
1/2 cucharadita de esencia de almendra
2 sobrecitos de El Tigre (los que vienen unidos)

Separamos las yemas de las claras. Las yemas las mezclamos con el azúcar, la leche y el yogur y batimos hasta que quede espumoso todo. A continuación se añade el girasol y la esencia y se sigue mezclando. También, la harina tamizada, la almendra, junto con el bicarbonato y los sobrecitos de El tigre.
Ahora con las barillas de la batidora montamos las claras y se añade a lo anterior con movimientos envolventes.
Precalentamos el horno a 180º. Por último se trocean las cerezas y se añade despacio a toda la masa. Se coloca ésta en recipientes de magdalena y se mete en el horno durante 25 minutos más o menos o hasta que veamos que el pastelito ha cogido un color dorado. ¡Listos!

** Sugerencia: si no queréis que se os salga la mezcla de los pastelitos en los envases de magdalenta, podéis colocarlos dentro de los moldes de magdalenas rígidos que venden y así os saldrán perfectos.

Con esta receta quiero participar en el concurso de Cerezas del Jerte del Futuro blogero, que está organizando en su blog Lazy Blog. Si no conocéis su blog, ya os estáis perdiendo un recetario impresionante y una sugerencia de platos riquísimos, ninguno tiene desperdicio, así que ¡a visitarlo!

jueves, 8 de julio de 2010

Muffins de morcilla con compota de manzana



El fútbol y yo nunca nos hemos llevado demasiado bien, al revés, siempre me ha resultado tedioso, aburrido y de lo más esperado. Sólo por una "pequeña" insignificancia me ha atraído: por los futbolistas. Ellos tan esculpidos, galopando campo a través sólo para alcanzar el rumbo de un balón. Por ello, no me decanto por ningún equipo; soy una "chaquetera" y lo siento para quienes este hecho pueda suponer la máxima encarnación del sacrilegio, pero ¿qué mejor que seguir a aquel equipo donde juegue el futbolista más atractivo de la liga española?
No soy una experta en las reglas de dicho juego, no pretendo serlo tampoco. A mí con mirar y suspirar, me basta. Y esto no creáis que es algo nuevo, consecuencia de mi adolescencia o años posteriores, sino que lo adquirí en mi concepción, puesto que mi progenitora posee un talante igualito. No obstante, lo que os cuento ha cambiado radicalmente desde hace dos partidos y no hace falta indicar cuáles. Por culpa de ellos ando un poco obsesionada con el asunto; ¿ahora voy a encontrarme todas las tardes-noches ligueras con cerveza en mano y patatas fritas? ¿Puede ser verdad?
El comienzo de esta preocupación se debió al cumpleaños de mi amiga Jessica (mi siamesa). Como caía en sábado, la gran idea fue celebrar cumple y fútbol juntos, algo que a mí me pareció un planazo, porque los partidos de la roja en los bares se viven muy, pero que muy efusivamente. Claro, que no os penséis, que mi ritmo iba a acelerarse, porque el partido comenzara a las 20:30, que si mis cabellos tenían hora para dejar de ser una manta en mi espalda, ésa era mi cita primordial esa tarde.
De este modo, a la hora de comienzo del partido yo salía de casa y "más tranquila que unas pascuas" me dirigía a mi destino. Cuando llegué, sofocón en la entrada del pub irlandés donde habíamos quedado. Mil cabezas colocadas bien pegadas, bien juntitas alrededor de una pantalla, manos en la boca, ojos hipnotizados, pies inquietos que se movían sin razón ninguna,... Yo, con mi estatura "normal", vamos, tirando a bajita, pido paso y con serias dificultades consigo alcanzar mi sitio.
Jessi y amigos (ahora ya míos y con su permiso) están perfectamente metidos en el gran partido. Me saludan, me dan dos besos e intercambiamos frases afectuosas mi amiga y Angélica, la otra chica del grupo. Tras este instante de incorporación echo una ojeadapara aposentar mi bolso en un lugar seguro, cuando capto la presencia de tres bolsas de chucherías: pipas, cacahuetes y kikos, ¡qué clasicazos! Yo con mi primer rechazo a adentrarme en el mundo futbolero me bebí una coca cola y probé algún que otro kiko.
Al cabo de los tres o cinco "uys" mi vista visualizó la pantalla enorme donde, qué casualidad, ahí estaba uno vestido de rojo y cinco mil de negro. Me causó impresión no conocer al de rojo, así que mi primera pregunta se encaminó a cerciorarme de que los nuestros eran los negros, si no qué "negra" iba a tener la cosa... De repente, otro:
- ¡Uuuuyyyy!
- ¡Aaaaayyyyyy!
"¿Pero bueno Gema se puede saber tú que haces gritando y encima esa palabra? ¡Hija eso es dolor! ¡Doooolor!" Claro, así ves a Angélica, descojonada con la nueva adquisición en el grupo. Los respectivos ni miraron, yo creo que ni se coscaron.
Intenté bajar la mirada, bebí, volví a mirar los kikos, cogí dos más o tres o cuatro, pero la tentación de la pantalla tan grande seguía ahí. Por si fuera poco, en ese momento mis oídos ya habían empezado a escuchar otro sonido bastante nítido: la voz nerviosa del reportero, sus comentarios "acertados". Sin desearlo, estaba siendo teletransportada y mi atención sólo podía concentrarse en una cosa: ¡el fútbol! Mi voluntad me abandonaba por momentos y mi cabeza luchaba por insistirme en que aún era capaz de realizar dos cosas al mismo tiempo. Sin embargo, mi corazón siempre manda, eso que nadie lo jure, y él muy pasional giró la cabeza a la derecha y vio a los respectivos: uno comiendo pipas y el otro vocalizando alguna palabra; se sintió identificado y se arrimó al que vocalizaba.

¡Perdida totalmente! Mechón de mi cabello enrollado para la derecha, ahora para la izquierda, ojos hipnotizados, pierna con espasmos continuos y rápidos,...
- ¡Uuuuuyyy!
"¡Anda cucha tú pero si lo he dicho bien!"
- Pero hombre al rojo nooo. ¡Para la derecha! ¡Piquéeeee! ¡Iiiiiiker! ¡Gooooooooooooooooooooooool! ¿Nooo? ¿Por qué no? ¡Uuuy! ¡Gooooooooooooooooool!

"¡Ayyy qué no me lo puedo creer! ¡Menos mal! ¿Y dónde está la gente para dar besos? ¡Jessiiii! y Angélica; ahí a éste no, que no le conozco, aquí Chiquetete, que el otro es el guiri de atrás...".
- Jessi pásame las pipas.
Perdida, perdida, perdida.

Quedaba nada de partido, cuando off de pantalla."¿Cómo? ¿Qué ha pasado?"
- Uuuuuhhhh, ¡la pantallaaaaa!
Nadie que solucionara el asunto... Doy una vuelta a mi alrededor buscando otra televisión cuando justo detrás ficho una, pero con mi delicada altura me percato que será una tarea ardua conseguir que mi vista salte la barrera de cabezas humanas. ¡No problem! Soy una mujer de recursos, por lo que nada mejor que jugarme la vida intentado subir con mis tacones una barandilla... Gracias a dios que el camarero consiguió arreglar el instrumento antes.

¡Ganamos! 40 minutos en tensión para mi cuerpo totalmente nuevos. Emoción electrificante, sudor merecido y adrenalina llena de felicidad con la victoria, una experiencia magnífica, que me ha provocado una alegría inesperada después de tanto tiempo buscándola.
Por ello, ayer también decidí que el conjunto Jessi y yo traíamos suerte a la selección y las primeras estábamos ocupando nuestras sillas en un bar. ¿Emocionante? ¡Noo! ¡lo siguiente! Mi pobre amiga no paraba de darme en el codo para que me moviera un poco del sitio y yo venga a agarrarle del brazo en sesión antiestrés. 90 minutos, demasiados...
Para la final ya hasta me pienso comprar la camiseta de la selección, con esto os lo digo todo, ¿preocupante o no?

Ahora os dejo una receta con la que voy a participara en el HEMC de este mes. El tema lo propone Mónica de Tentaciones para todos y se centra en las delicias que cocinamos en ocasión de alguna fiesta. Yo en mi primera receta propongo unas muffins muuyy peculiares y deliciosas.


Muffins de morcilla con compota de manzana
400 gr. de morcilla
150 gr. de harina
1 sobre de levadura química (Royal)
3 huevos
Sal y pimienta
Piñones

Para la compota de manzana usé la misma receta que para las croquetas de compota de manzana con jamón, pinchad aquí para verla.

Doramos dos cucharadas de piñones en una sartén sin aceite. Se abre la tripa de la morcilla para sacar el relleno y se fríe junto con los piñones hasta tener una masa sin desmigada. Mientras en un bowl, batimos los huevos. Añadimos la morcilla moviendo enérgicamente y también la harina y la levadura tamizadas, junto a un poquito de sal como un cuarto de cucharadita.
Precalentamos el horno a 180ºC. Engrasamos y enharinamos los moldes de muffins y rellenamos con la mezcla. Por encima se puede echar también unos cuantos piñones para decorar. Se introduce en el horno durante 20 minutos o hasta que veamos que las muffins están listas.
Cuando ya tenemos éstas se dejan reposar para que se enfríen. Por último, se desmoldan y se les añade la compota de manzana por encima o por en medio haciendo un hueco en el centro.

lunes, 5 de julio de 2010

Tarta de fresas con chocolate





Personaggio, único, así es mi “don”, que como le ha gustado a él que lo nombréis de esta manera. A el pobre lo pillé por banda para que redactara la receta de gazpacho y no se negó. Yo creo que como últimamente no le dejo que haga nada en la cocina, pues la echa un poco en falta.

Él canta, sí, a todas horas. Muy a mi pesar, no llena pósters o revistas con su imagen de cantante profesional, lo suyo se considera pura afición. Lo mismo te canta un pasodoble, que se va con Héroes o te machaca con lo que ponga Europa Fm. Y si la cosa quedara ahí... El acompañamiento al cante, de lo mejor, el baile; él solo se marca unos pasos que quitan el 'sentío', ahora, literal; eso sí, con el mejor 'sentío' de la palabra, pues yo cada vez que lo veo, me duele la barriga de tanto reírme.
- Tararitoriro, tararitoriro, tararitoriro, aaaaaiiire, soñe por un momento que era aaaaaiiire, oxígeno, nitrógeno y alcohol, sin forma definidaaaaaaa, aaaaaaaa, aaaaaaaa...

Toma que retiemble todo Madrid ¡Esta noche tormenta de verano asegurada!
Así que de estas guisas me entra en la cocina el día que decide dar rienda suelta a su vena de chef. Hasta que...
- ¡Gema!
- ¿Qué?
- ¿Dónde está la batidora?
- Donde siempre, Carlos...
Cajón que se abre, portazo.
- ¡Offúu!
Sonido de un cucharón en el suelo. Segundo sonido de cajón cerrado de golpe...
- ¡Offfuuuu! ¿Y dónde es dónde siempre?
- Carlos dónde la dejaste tú, si yo no la he cogido.

Y ahí que lo ves, mirando al infinito... “A ver, ¡Vaya tu qué respuesta! Así no me has dicho nada, seguro que lo sabe y no me lo dice...´¿Y dónde la metí yo ayer?”
- ¡Es que no podemos tener tantas cosas! ¡Así, dentro de nada no entramos! Síndrome de diógenes, eso es, sí, ¡síndrome de diógenes es lo que tienes! ¿A ver para qué quieres tanto chisme? ¿Estos tarros de cristal para qué los quieres?¡
- Por si hago mermelada,...
- ¿Y esta caja grande?
- Para cuando hago galletas.
- Pero, ¿y los mantecados? Desde Navidad, ¡Gema, por favor!
- ¡Carlos!, ¡por si hago helado!
- Por si, por si, por si...¡Que así nooooo entramos!
Eso, eso, bien recalcado que no me ha quedado claro.
Sigue buscando su batidora en una cocina de dos metros de largo por otros dos de ancho y él casi igual de largo. Se desagobia un poco y vuelve:
- Me calaste hoooooondooooo y ahoooooooraaaa me dueles. Si todo lo que nace perece del mismo modo, un momento se va y no vuelve a pasar...
Hecho, sí con los giros vocales extras, no hay maldición para esta noche, asegurado que no vuelve a tronar en Madrid en la vida. Pero, al momento se agobia y emité otra serie de sonidos guturales, muy típicos en él, tales como: pufff, ojjjúu, mmmmmjjjjj, etc,.

Yo sí, por supuesto, que sé dónde se encuentra la batidora, perfectamente, justo detrás del molde de la tarta de fresas que hice por la tarde. No digo nada, no puedo. Me viene a la cabeza ese entrecejo y esa vena que le sale del ojo y le ocupa la parte baja del ojo, comunmente llamada ojera... Estoy sentada en el sillón, viéndo la televisión, algo muy muy interesante de animales que me ha dejado mi “don” en la 2. Me hago la mar de entretenida, ahora sí, mi parabólica, perfectamente situada donde él. “¡Ay cómo encuentre la batidora!, porque no entramos y noooooo entramos” (vena incluída, que no se nos olvide).
Ahí está él, tan echado ‘palante’ y si hay que hacer algo se hace, que si hay que conseguir algo se consigue, y si en el prorgrama de “No se sabe dónde” hay que encontrar una batidora, pues no se le resiste, aunque sea lo último que haga esa tarde.
- !Offúuu! ¡Mmmjjj!
Portazo, tuppers al suelo... Abandona el ala derecha de la cocina, lo da por perdido, ahora la toma con las estanterías, ¡madre de dios!
- Yo no sé para qué tenemos tantas latas de espárragos y tanto tomate,... ¿Has mirado cuándo caduca todo esto? Yo ‘pa’ mí, que algo hay malo.
Ya se ha entretenido, ahora está más relajado. Ha llegado el momento de descubrir qué hay en la cocina...

- ¿Gema, seguro que no la has cogido tú?
- Carlos... No sé... ¿Has mirado detrás del molde de la tarta?
Se gira rápidamente. Baja la cabeza y mueve el molde....
- ¡MMmmmmmmjjjjjj! ¡Síndrome de Diógenes! ¡Eso...!
Me acurruco en el sofá, intentando esconderme entre los cojines, hasta que se calme la tempestad, cuando se me ocurre en mi cabecica:
- ‘‘‘ Imagine ooooooolll the pipoolll,
Living life in piiiizzz, iujjjuuuuuuu’’’


Y por fin voy a agradecer a Gloria de Los aromas de mi cocina el regalo tan chulo que me ha hecho. Desde luego me ha encantado y qué ilusión me ha hecho que venga de esta cocinera tan buenísima, con tanto arte, que siempre tiene buenas palabras y tiempo para dedicarnos a nosotros sus seguidores blogueros, porque yo comencé en este mundillo en parte gracias a ella. ¡Muchas gracias Gloria!
También tengo que dar las gracias a Juanico de Cocinando en casa de Juanico que, con mi despiste de la semana pasada, se me había pasado que también me entregó este premio. Doblemente alegría entonces, y más ilusión viniendo este regalo de este paisano andaluz tan buena persona y fantástico cocinero. Entrad en su blog, que encontraréis riquísimas recetas. ¡Muchas gracias Juanico!


El premio Dardos es una forma de reconocer a cada bloguero que se dedica intensamente a transmitir valores culturales, humanos,literarios. Este premio fue creado con la intención de promover la confraternización entre los blogueros, una forma de demostrar cariño y reconocimiento por su trabajo. Pero con este premio hay que seguir unas reglas que son:
1 Exhibir la imagen del premio en el blog.
2 Exhibir el link al blog del cual Ud. recibió el premio.
3 Seleccionar 10,15 ó 30 blogs para darle el premio. En este caso mis seleccionados son:
Blo de La cocina de Blo, Pilar de La cocina de la lechuza, Fimère de Aux delices des gourmets, Toñi de ¿Qué se cuece en mi cocina?, Kako de En Guete!, Carmen de Dulces Bocados, Carol de Boca de fresa, Silvia de Mi dulce tentación, Irene de La cocina de tarta de fresa. También para vosotros mis seguidores que sois quien os lo merecéis plenamente.



Tarta de fresas con chocolate (5 personas)
Ingredientes
1 yogur natural
1 lata pequeña de leche condensada
2 tazas de fresas troceadas y lavadas (más unas láminas de fresa para decorar la tarta al final)
El zumo de un limón
200 ml de nata
4 hojas de gelatina neutra

Para la base
200 gramos de galleta
50 gr de chocolate puro valor
80 gr de mantequilla fundida

Primero formamos la base. Trituramos las galletas hasta pulverizarlas y las mezclamos con la mantequilla y el cacao, uniendo todo bien hasta tener todo homogéneo. En ese instante, en un molde desmontable ponemos la base de galletas y aplastamos bien hacia el fondo para conseguir que la textura sea lisita. Lo metemos en el frigorífico mientras formamos el relleno.
Para el relleno, reservamos un cuarto de taza con fresas para poner al final. Hidratamos la gelatina en agua fría durante 4 minutos. Mientras mezcla el yogur, la leche condensada, la nata y el zumo de limón. Incorporamos las fresas troceadas y se bate con la batidora.
Sacamos la gelatina, le quitamos el agua y la calentamos en el microondas con un poco de agua durante 25 segudos. La sacamos y removemos para conseguir integrar bien la gelatina. Ésta la echamos en el relleno de fresas y volvemos a mover.
Por último, se añade las fresas troceadas que hemos reservado y se vuelca sobre la base de galletas. Dejar enfriar en el frigorífico un mínimo de 4 horas y decorar con chocolate en polvo por encima, fresas laminadas, etc, ... ¡Riquísima!


viernes, 2 de julio de 2010

Canelones de pavo con bechamel de trufa



Primero de todo, daros miles de gracias por todos los comentarios que nos habéis dejado de recuperación a mí y a mi familia por la operación de mi abuelo, pues ellos también os leen. Han sido palabras muy agradecidas por aquí, ¡sois los mejores de verdad!

Hoy me he dado cuenta de que de mayor, con mis dolencias, quiero ser como mi abuelo. ¿Dolor? ¿Sabes qué es esto? Él ahora, tras la operación no...

Si quieres ver a mi abuelo estos días, tienes que pedir hora. Hijos, nietos, hermanos, amigos y toda familia política respectiva se apelotonan en cualquier rincón de una minúscula habitación llena de sillones y aparatitos, andarín, mesa estorbadora, etc,.
Yo no es que no me guste la situación, pues veo a muchos familiares, sino que la confianza se va perdiendo con algunos. Ahora sí, las cosas no cambian:
-¡Qué! ¡Fernando! ¡Cucha, si está...! ¡Anda, y ¿ésta quién es? ¿la Rocío?
- No, tita. Ésta es Gema. - Responde mi madre a una de las hermanas de mi abuela.
- ¿Tú mayor? ¡Cucha tú! ¡Qué mayor que estás! Y esta es tu Rocío... ¡Una mujerona! ¡Cómo ha crecido! ¡y qué buenas carnes!

Hombre, gracias a lo qué a mí respecta. No cabe duda ante sus palabras, pero la prenda la suelta igualmente para las dos.
Ahora, llega el momentazo. Miro como se acerca la amable señora, como cierra los ojos, como encoge los labios, y los arruga para darme un beso y ¡horrroooorr! Berrugón justo en el filo derecho del labio superior. ¡Eh!, ¡eh! ¡Qué si todo fuera esto! Yo me acuerdo que esta mismitica protuberancia solía poseer tres pelillos, puntiagudos, muy rectos y ¡qué pinchaban los ‘joíos’ como ellos solos’. “Ohhh, nooo que ahí siguen... ¿Eso con pinzas no se podrá quitar? Pufff, si huyo, aún me libro”. Total que miro a mi hermana situada a mi izquierda, para que sea ella quien reciba tan peculiar beso. Sin embargo, ha captado mis intenciones antes de que las iniciara y me ladea la cabeza hacia la susodicha; un gesto que significa algo así como: “‘Palante’, ‘pal’ toro’.
- ¡Mmmmmmmmmmmmmmuuuuuuuuuuaaaaaaaaa! ¡Cómo crecen! ¡Ayyyy si es que así a una la hacen mayor más deprisa!
Y yo por dentro pensado: “Sí, ¡cómo crecen los 'joíos'! ¡Ehhh! ¿Ya está? ¿Y para el resto no hay beso? ¿Miro a mi hermana? Mejor hago la que no me ha dolido... Vamos a guardar la compostura de hermana mayor, que parece ser lo único que me queda”.

- Fernando, ¿cómo estas?
- ¡Bien! No vamos mal. Ya hoy me han dicho que puedo andar y he estado con el andarín.
- ¡Pues mira qué bien, qué rápido está evolucionando...!

Y tan rápido. Mi abuelo no es un paciente de lo más usual. A él le viene mejor las palabras comedidas, es decir, si el médico o el fisioterapéuta debe confirmarle su hipótesis de que efectivamente ese día ya puede sentarse en el filo de la cama la frase que debe emplear ha de ser muy precisa, tal como: “Fernando, hoy usted, ya puede empezar a sentarse en el filo de la cama pero dos o tres veces y no más de cinco minutos, muuuy despacio, colocando la rodilla bien todo el rato. Pero pida ayuda”.
De lo contrario, nada más ha cerrado el médico la puerta de la habitación, él ya se ha incorporado de la cama y solo lo intenta todo...
- ¡Niño!
- ¡Papá!
- ¡Abuelito!
- ¡Fernando!
Y todos al unísono:
- ¡¡¡Pero tú dónde vas!!!

Le tememos. Su mente callada, nos mira, trajinando la siguiente argucia con la que entretenernos unos instantes, mientras él se aprovecha para “cumplir” con lo que le ha dictado su profesional preferido. Así, mi madre y hermana se distraen haciendo test o lo engañan, vigilándolo en todo instante. El señor, una vez que ha calculado su fuerza y ánimos, ya lo ves, incorporándose de la cama para salir andando, que porque esta mañana lo han puesto a andar, sino esta noche corría el Montmeló y le enseñaba a esos niñillos lo que es velocidad.
Su dolor sigue, pero ¿para qué más? Eso sí, con lo que realmente disfruta es con su fútbol y si juega España, en la gloria literal, aunque lo saquen de una operación. Así le pasó el primer día de operación. Le sacan de la Unidad de reanimación y le suben a planta justo en el momento en que comienza el partido.
Todo el mundo en silencio, intentando armar el mínimo follón posible, mordiéndonos las uñas sin hacer ruido, saltando de las sillas en nuestra imaginación,... Hasta el compi de habitación estaba compichado para el asunto, cuando marca Villa y:
-¡¡Gooooooooooooooooooooool!!
- ¡Niño!
- ¡Papá!
- ¡Abuelito!
- ¡Fernando!
Y todos al unisono
- ¡¡¡Pero tú dónde vas!!!
- Pues que ha marcado España, ¿dónde voy a ir? - suelta el bendito enfermo.

Ala y tan normal el hombre, !A ver si ahora te vas a pensar tú que él no va a celebrarlo como se merece!

En esta entrada me gustaría agradecer a Pedro J. López de Harinas Santa Rita la amabilidad que han tenido en contar conmigo para cocinar con sus productos. Desde luego, estoy contentísima con todo lo que he ido preparando hasta el momento con estos, pues además de calidad, ofrecen sabor, originalidad, comodidad y un sinfín de ventajas. Probadlos no os arrepentiréis.

Canelones de pavo con bechamel de trufa

Canelones precocidos
400 gr de carne de pavo picada
300 gr de setas portobello en láminas
1 cebolla
1 trufa en aceite
6 cucharadas de vino dulce
Salsa bechamel Santa Rita

Pocha la cebolla en un poco de aceite y añade las setas. Incorpora el pavo y la mitad de trufa bien picada. Mezcla y echa el vino. Cuando éste se haya evaporado deja templar la masa del relleno de los canelones.
Calienta agua con una pizca de sal y una cucharada de aceite y cuando rompa a hervir añade la pasta de canelones durante diez minutos. Sácala y rellena con la mezcla de carne.
Por último, hacemos la bechamel tal cual nos indica Harinas Santa Rita en su envase. A esta bechamel le incorporamos un poco del aceite de la trufa y un cuarto de ésta o según el gusto que queramos darle. Hornea los canelones con la bechamel y ¡plato preparado!

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