Whole kitchen en su Propuesta Dulce para el mes de junio nos invita a preparar todo un clásico de la repostería francesa, el Pastel Saint Honoré.
Esta tarta para mi "abuelito, dimetu". Y os cuento...
Yo soy la oveja negra de la familia... Espera, que escrito así, resulta un tanto excesivo. Más bien, soy la única de letras, mientras que el resto se mueve en el mundo sanitario. Mi madre, auxiliar de enfermería, mi padre, en una empresa farmacéutica, mi hermana, estudiante de enfermería y....
-“¿Gema tú que quieres estudiar? “
- Papá, yo periodismo.
- Pero, Gema... Como tú eres puedes hacer lo que quieras.
- Papá a mí me gusta periodismo.
Burra de culo, ya os lo he dicho... Total, que llegar a mi casa para mí últimamente se ha convertido en un suplicio.
- Gema ¿y no me dejas que te saque sangre?
- ¡No!
- Andaa, con lo chulo que está... Mira se mete esto, en la vena y...
- ¡Pufff! Rocío o te cayas o yo sí que te voy a meter a ti.
Mira que soy aprehensiva, que sólo de pensarlo me entran unos sudores. Claro, como todo el mundo sabe a lo que se dedican mi familia, la gente por la calle le cuenta sus padencias: “Sí, el otro día me operaron de... y al principio no iba mal, pero hubo complicaciones y tuvieron que cortar de aquí y sacar de allí y venga a salir sangre”. La mujer culpa ninguna tuvo de lo que vino después, pero a medida que iba contado su historia, yo iba palideciendo, me subía un malestar por el estómago y la visión ya no era nublada, sino más oscura que el negrito del colacao.
Y allí que me véis a mí, una simple visita a General Óptica se convirtió en una sesión de reanimación en pleno centro.
- ¡Gema! ¡Gema!
Mi padre zarandeándome, la dependienta trayendo agua y la mujer de los dolores gritando: “¡Ay por dios, por dios!” Faltó la ambulancia, que si no llega a ser porque desperté al momento, hubiera llegado ipso facto, porque el otro dependiente, efectivo al máximo, llamó antes incluso que me cayera, por si me quedaba en el sitio. ¡Señores soy una exagerada aprehensiva con mis bajadas de tensión!
Desde ese momento, en casa intentan cortarse un poco, hasta ayer. Llegué a Jaén en tren y mi padre no estaba disponible, desaparecido en combate. Total que decidí facilitarle mi búsqueda y para una parada de autobús bastante visible, que tiré. En la espera, diviso a lo lejos el coche de mi madre y me pongo a saludar para que me fiche quien venga dentro. Como parece no captar mi presencia, me puse a hacer aspavientos y pegar saltos, que parecía una animadora. Tanto debí llamar la atención, que un coche que venía de camino le debió gustar mi numerito y me insinúo: ¡Qué alegría llegar a Jaén y encontrarte estos espectáculos! Mi madre no alcanzó a verme, pero gracias a los cielos que iba mi hermana con ella y, por lo que me ha contado, fue ella quién confirmo a mi querida progenitora que “esa” era su hija mayor. Las risas que se están echando a mi costa aún...
En mi casa, los nervios propios de una operación, porque no os he contado, pero esta mañana han operado a mi abuelo, nada muy grave, y entre comillas todo, de una prótesis en la rodilla. Pero te cuentan un poco de que va la historia... Mi hermana, emocionada porque, a lo mejor, entraba en la operación:
- Entonces le cogen el serrucho y... ¡Puufff! Venga a salir sangre y huele bien, bien, bien...
Total, yo cenando y mi cuerpo empieza por momentos a encogerse, mi cara se torna blanquecina y la piel de gallina entera. Miro a mi madre, suplicándole consuelo, pero me he equivocado de persona, ella asiente a mi hermana con los ojos en órbita lunar, le están dando una clase magistral. Y mi hermana sigue.
- ¡Yaaa! ¿Nooo? Hombre, hombre... Así luego, normal, normal y acostúmbrate, que es lo normal...Pues ¡nooo! Luego, pasa, pasaaa...
Risas y risas. Se callan. Comen y mi hermana empieza por tercera vez. Como las conozco y sé que la batalla la tengo perdida mejor una retirada a tiempo, antes de que mi imaginación me la juegue.
Hoy, la operación. Menudo día, ¡desde las 8 am! Nervios, pues sí, imposibles no tenerlos en una operación. Ahora, curiosa la actuación de mi familia.
Mi tío también pertenece a otra empresa farmacéutica y todos allí en su salsa, hablando con médicos, anestesistas, enfermeros, todos amigos, conocidos. Yo, la extranjera, palabrejos técnicos, y mi parabólica en tres sitios. Nada, déjalo Gema, retirada rápida otra vez. Doy una vuelta en ese campo tan poco conocido para mí y el sitio de trabajo de mi familia.
Vuelvo a la batalla y... Como no, mi hermana ha conseguido el “primer favor”: entra en la operación; mi madre vestida de verde el “segundo favor”, puede entrar y salir de la operación cuando quiera; y mi tío recibe la información privilegiada de la operación casi al minuto... ¡Yo lo flipo! ¿Pero en qué momento me perdí que vivía entre la familia de El Padrino?
La operación salió bien, alguna dificultad, pero lo importante: evoluciona adecuadamente. Mi madre consiguió otro favorcillo, que mi abuela entrara en la unidad de reanimación, darle un beso y salir rápido, nada más. ¡Qué contenta se ha puesto! Ya los nervios parecían que se habían apaciguado... Después ella, consiguió su favorcillo... En el camino de ver a mi abuelo, se las ingenió para encontrar el médico de la operación:
-¡Ayy, muchas gracias! ¡Que al final ha salido todo bien!
¡Mmmuuaa! ¡Mmuuaa! ¡Toma! Ahí, lleva el hombre, dos besos como dos tesoros.
Mi abuelo, encantado con tanto favor. Es un señor santo, la bondad personificada, paciente, desprendido, nada para él nunca, siempre me está comprando tarros de pimientos y tomate para que me suba a Madrid o de lo mejorcito que pillé por ahí. Pequeñas cosas, pero eso, que nada me falte mientras él esté. Me quiere como mi padre y como nadie me va a querer. Mi hermana, que sí que entró en la operación, nada más salir me ha dicho: “Hija, no veas, que no ha parado de hablar de ti en todo el rato que le estaban operando”.
Y bueno ahora me adentro en una nueva propuesta del Círculo wholekitchen. Ahora, la propuesta dulce la famosa Tarta Saint- Honoré. Yo la he adaptado un poco con una crema de melón deliciosa y con un poco de colorante alimentario en la nata para darle un toquecito diferente.
Tarta Saint-Honoré de melón con aire andaluz (6 personas)
La tarta se compone de las siguientes partes:
Pasta de Hojaldre
Pasta choux
Crema de melón
Caramelo
Nata
PASOS:
1º Primeramente, se prepara la crema, que yo la hice de un día para otro, para no tener que preocuparme.
Para la Crema de melón vamos a necesitar
- 1 huevo (mediano)
- 1 yema de huevo y media (medianos)
- 185 gr de melón
- 50 gr de azúcar
- 25 gr maizena
- 1/2 cucharadita de canela
Pela el melón y bátelo con la batidora. En un cazo pon éste y añade el azúcar, la maicena y los huevos con las yemas. Se mezcla bien y se remueve ágilmente y sin parar, a medida que se calienta a fuego lento hasta que espese la crema. Dejamos en la nevera bien tapada hasta usar.
2º En segundo, lugar hacemos la Masa de los profiteroles y la base de Pasta choux, la cual es la la receta de Webos fritos)
- 130 gr de agua
- 120 gr de leche
- 100 gr de mantequilla
- 1 pellizco de sal
- 5 gr de azúcar
- 160 gr de harina de repostería
- 4 huevos medianos
Mezcla la leche, la mantequilla, la sal y el azúcar en una cacerola a fuego lento, hasta que hierva. A continuación se echa la harina y se bate con una cuchara de madera hasta que quedo todo integrado sin grumos. En ese instante se vuelve a poner la cacerola a fuego medio y se remueva 1 minuto para secar la masa. Añade los huevos uno a uno, batiendo con la cuchara durante más o menos 10 minutos o hasta que tengamos una masa firme, brillante y con una consistencia elástica. La pincelamos con un poco de huevo batido, para que no forme costra.
3º Ahora se prepara el hojaldre. Yo compré una plancha ya hecha y la usé tal cual te indica en el paquete. Enhariné mi encimera y con un plato mediano recorté la masa. Se pincha en diez lugares la masa para que no suba y la colocamos encima de papel vegetal de....
(Gooooooooooool!!!!!! España contra Portugal. ¡Villaaa! Sorry, pero este inciso, era preciso...)
Refrigeramos durante 20 minutos. Precalentamos el horno a 200ºC.
4º En este instante que tenemos el hojaldre listo. Hacemos la preparación del pastel para lo que seguí casi los mismos pasos del Círculo Whole Kitchen, por lo que os lo transcribo con algunos cambios:
Cogemos nuestra pasta choux e introducimos algo menos de dos tercios de la masa en una manga pastelera con una boquilla lisa de aproximadamente 1 cm y comenzamos a depositar nuestra masa sobre el hojaldre en forma de espiral, desde el centro de la base y trabajando hacia fuera y terminando a 1 cm. del borde de la masa para dejar un margen.
Con un pincel de repostería, doramos los bordes del fondo de la masa con la mezcla de huevo, leche y sal.
Introducimos nuestra preparación en el horno y lo dejamos cocer durante 35 minutos a 180º. Una vez cocida la deslizamos sobre una rejilla con la ayuda de una espátula.
Para los buñuelos, introduzca el resto de la pasta choux en una manga pastelera con una boquilla lisa de unos 5 mm y formamos unos 17 buñuelos de 2 cm de diámetro encima de una bandeja de horno sobre papel de hornear o una plancha de silicona.
Pincelamos cada buñuelo con huevo, un poco de leche y un poco de sal. Presionamos la parte de arriba con el dorso de un tenedor y horneamos durante 20 minutos. Pasado el tiempo, los sacamos y los dejamos enfriar sobre una rejilla. Cuando ya estén fríos les hacemos un pequeño agujero en la base de cada buñuelo.
5º Ahora procederemos a caramelizar cada buñuelo.
Caramelo
50 ml de agua
200 gr. de azúcar
En un cazo pequeño de fondo grueso, ponemos el agua y el azúcar y llevamos a ebullición a fuego lento, espumando y limpiando de vez en cuando el borde interior del cazo con un pincel sumergido en agua fría. Cuando la temperatura alcance los 160ºC, baje el fuego y cueza hasta obtener un caramelo de color ámbar claro.
A mí como no me gusta mucho, puse sólo para pegar los buñuelos como se verá a continuación y encima de cada buñuelo coloqué miel de caña.
Una vez que el caramelo se ha enfriado, rellenaremos los buñuelos con la crema a través de una manga pastelera con una boquilla lisa de unos 5 mm y lo colocamos alrededor del borde de la corona de pasta choux, fijándolos entre sí con un poco de caramelo caliente.
6º Cubrimos el fondo de la tarta con una capa de crema y con el resto la introduciremos en una manga con boquilla para Saint-Honoré (o cualquier otra que os guste) y disponemos la mezcla formando tiras.
7º Montamos 200 ml de nata con 3 cucharadas de azúcar lustre o en polvo (o la cantidad que os guste). Cogemos la mitad de la nata y añadimos colorante verde. Se rellena dos mangas pasteleras con la mezcla de nata blanca una y la otra con nata verde y se presionan montoncitos encima de la crema pastelera.
Reservamos el pastel en el frigorífico durante 1 hora antes de servir. ¡Listo!